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Sentía que tenía que definir mi posición frente a todo esto, me refiero a las elecciones de este año y todo lo que las rodea, como las famosas campañas, en uno de mis ya célebres post bimestrales. Por primera vez se aplica en elecciones federales el nuevo código electoral, aprobado, se puede decir, por los partidos políticos, los mismos que ahora compiten por los 500 lugares de la Cámara de Diputados.
Recuerdo que uno de los argumentos que motivó la reforma decía que era necesaria para que haya campañas de propuestas, que los partidos compitieran por ganar las preferencias de los electores, y de paso los educara. Otra cosa que se decía tenía que ver con el financiamiento de las campañas y el destino final del dinero público, así que se decidió por controlar la compra de los spots a través del IFE. También, y en esto se concentraron muchos como para hacernos creer que nos estaban haciendo un favor, se regularon las campañas negativas, las cuales, a fin de cuentas, también sirvieron para que gente común y corriente respete a los políticos y se evite comentarios soeces sobre sus muy particulares costumbres, lo cual fue el costo por esa reforma relativamente buena.
Lo interesante de esta campaña es comprobar, otra vez, que en México los problemos no son de falta de legislación (y tal vez el exceso es lo que provoca los problemas), sino de simple compromiso con las reglas. En esta campaña se observan varios trucos que algunos partidos están utilizando para darle la vuelta a la legislación electoral, algo sumamente ridículo por dos cosas: 1.- ellos aprobaron esas reglas, 2.- se supone que compiten para ser electosy convertirse en diputados, jefes delegacionales, presidentes municipales o gobernadores, que respetarán reglas, procedimientos y leyes. ¿Por qué habríamos de creer que sí cumplirán con sus deberes, si no pueden respetar las leyes electorales?
El ejemplo paradigmático es el del partido verde. Hoy me enteré que el IFE pidió retirar publicidad en TV de una revista, donde se aprovechaba para hacerles propaganda al partido y sus propuestas (o sea, esas propuestas no necesitan propaganda, son una porquería y no hay argumento que las sostenga, pero bueno, ellos quieren que sepamos que son unos populistas de quinta, oportunistas de lo más profesional que nos ha dado el sistema de partidos en México). En pocas palabras, el Verde violó las reglas tratando de darles la vuelta, disfrazando su propaganda de publicidad para una revista (que por cierto, tampoco necesita publicidad, por vulgar y por sus imágenes porno mojigatas).
Otra cosa es que el PAN siguió con más o menos la misma estrategia del año 2006: tratar de atemorizar a la gente, y publicitar las acciones del gobierno panista. Sí, el gobierno federal medio se ha detenido para no hablar de "sus logros", pero de ello se está encargando el partido, misma estrategia seguida por el PRD en el DF. Además el PAN siguió con su campaña de desprestigio de otros partidos, con las correspondientes respuestas de éstos. A estas alturas me pregunto quién hará los estudios de impacto de la campaña panista. Su única propuesta es más lucha contra el crimen organizado, lucha, que por cierto, ha criminalizado la protesta, generado muertes de ciudadanos comunes, y claro, es, en gran medida, ilegal; aunque sé de personas que aprueban ese enfrentamiento mediatizado, la gran mayoría, humildes ciudadanos, no lo aprueban, al contrario, sufren las consecuencias.
Sólo considerando la actual coyuntura, o sea, descontando la podredumbre institucional mexicana, la prostitución oficial, el descaro del sistema de favores que se ha consolidado en décadas de historia política, la campaña por el voto nulo/blanco o por no registrado parece tener el campo listo para ser un éxito. Pero aquí los problemas de fondo, algunos denunciados por los que apoyan la campaña, fácilmente podrían quedarse, e incluso crecer, como el del sistema de tres partidos con grandes privilegios. Una de las consecuencias de una campaña exitosa por el voto blanco podría ser la desaparición de partidos pequeños (que no necesariamente sería algo negativo para el sistema), y el aumento de los recursos destinados a los partidos tradicionales, con la consecuente concentración de poder.
Sí, es uno de los mecanismos de expresión del descontento, pero ¿cómo se traducirá ese decontento en los cambios demandados y en los cambios necesitados? Estamos en un mexican standoff. Los partidos políticos en México han tratado de garantizar su supervivencia en el sistema eternamente con acceso a recursos de manera vergonzosa y el control central de sus diputados y senadores, por ejemplo, independientemente de que haya electores inconformes proponiendo a candidatos no registrados o anulando sus votos. Ellos, de cualquier forma, se han ocupado en minimizar, por todos lados, al movimiento, ¿podríamos esperar que una vez teniendo los resultados en mano cambien de opinión y decidan dedicarse a enfrentar a los ciudadanos inconformes? Lo más probable es que no. Al final, el peor resultado podría ser un descontento general con las elecciones, que habría que agregar al generado en 2006.
Yo creo que el voto blanco sí es un buen mecanismo de expresión de inconformidad, pero que será incapaz de concretarse en los cambios que sus seguidores buscan.También creo que no tengo una razón para votar: los candidatos, cuyas propuestas he leído e incluso criticado abiertamente, no ofrecen otras alternativas que las ya  probadas y fallidas, o simplemente no ofrecen nada. Pero no estoy seguro de dejar en blanco la boleta, a final de cuentas, uno podría creer que las campañas son tan patéticamente sosas e insustanciales, que los partidos políticos buscan precisamente eso: distanciar a la gente de la política, desilusionarnos de ellos para que dejemos de exigirles por los medios tradicionales y protestemos, para acusarnos de antiinstitucionales y rebeldes.