El blog más punk de México y alrededores, me consta.
Lo cierto, es que este artículo me gustó, sólo para recordar lo bonito que hace el poder a México. Fecal anda por Europa soltando chascarrillos sobre su su personal estilo de democracia, y vwendiendo la imagen de un país casi perfecto al que sólo le hace falta dinero para ser una de las cinco economías más importantes del mundo. Si todo fuera tan fácil...
Yucatán: habas panistas
Por: José Antonio Crespo
Elección de Estado, compra de votos, acarreo, uso de recursos gubernamentales, ganador ilegítimo, son algunos de los términos que ha utilizado Ana Rosa Payán para describir la elección interna de su partido en Yucatán. Un lenguaje muy parecido al de Andrés Manuel López Obrador con respecto a la elección presidencial del año pasado. En los hechos, Payán también "mandó al diablo" la institucionalidad del PAN, para buscar el respaldo de otros partidos y contender por la gubernatura del estado.
No es la primera vez que hay impugnaciones e inconformidades en comicios panistas, pero probablemente sí que un cuadro de la importancia de Payán rompa con su partido por esa causa, al sentirse víctima de prácticas que se atribuían tradicionalmente al PRI.
Eso marca una diferencia. Y es que en todos los partidos se cuecen habas, y el PAN no es la excepción. Y no me refiero con ello a que Xavier Abreu, el nuevo candidato panista en esa entidad, haya en efecto practicado las triquiñuelas que denuncia Payán, con ayuda del gobernador Patricio Patrón. No tengo elementos para asegurarlo (ni negarlo). Me refiero al hecho de que el PAN ya no está exento de sufrir rupturas derivadas de sus comicios internos.
El radicalismo y el rupturismo de una militante de tanto tiempo nos lleva a otra reflexión de mayor fondo. Muchos panistas y calderonistas están seguros de que el conflicto poselectoral del año pasado tiene como principal explicación la personalidad rijosa y el mesianismo genético de López Obrador, en tanto que otros pensamos que —sin desconocer los excesos del presidente legítimo— la razón esencial del conflicto fue la combinación de un resultado sumamente estrecho y un inevitable nivel de inconsistencias suficiente como para opacar el proceso mismo y poner en duda el veredicto oficial. Que cuando en tales condiciones el perdedor tiene argumentos que resultan verosímiles —como la imprudente injerencia de Fox y la inclinación apenas disimulada del IFE a favor de Calderón—, entonces la impugnación es inevitable. Y que, por lo tanto, cualquier partido o candidato que se halle en condiciones similares tenderá a actuar de manera parecida a como lo hicieron el PRD y López Obrador. Que el problema es estructural y no una mera cuestión de locura o mesianismo personal.
Si esto último fuera cierto, entonces también Ana Rosa Payán tendría que ser clasificada —luego de 23 años de militancia y respetabilidad panista— en la misma categoría de intransigencia, mesianismo y protagonismo que López Obrador. Lo cual implicaría que también el PAN tiene militantes como el detestado Peje.
Y no sólo ella, sino también otros panistas, cuando eran oposición y se sentían víctimas de complots, fraudes y atropellos. Esas actitudes fueron frecuentes durante el gobierno de Miguel de la Madrid, quien había decidido cerrarle las puertas a la oposición, lo mismo de derecha que de izquierda (y también dentro del PRI). De la Madrid recuerda en sus memorias políticas las decisiones intransigentes, irresponsables, ilegales y antiinstitucionales de los panistas, al sentirse víctimas de fraudes, mismos que, desde luego, los priistas negaban (como los panistas lo hacen hoy).
Escribe Miguel De la Madrid, refiriéndose a los comicios locales de Coahuila, celebrados en 1984 (las itálicas son mías): "El sábado 29 de diciembre, en Piedras Negras, los panistas se enfrentaron a las fuerzas de seguridad cuando intentaron impedir que tomara posesión el alcalde priista. El choque, que dejó un saldo de dos muertos y decenas de heridos, demostró hasta dónde están dispuestos a ir los panistas cuando sienten que han sido víctimas del fraude electoral, sobre todo en el norte, donde existe un panismo que ve más cerca la victoria. La población enardecida arremetió con palos y piedras contra el automóvil del gobernador José de las Fuentes e incendió el palacio municipal y varias patrullas.
"Las pasiones se desbordaron (pues) el triunfo del PRI fue muy cerrado. Los panistas manifestaron su inconformidad tratando de tomar el palacio municipal. Después, cuando se dio a conocer que el dictamen del Colegio Electoral favorecía al PRI, los simpatizantes del PAN comenzaron a bloquear diariamente la carretera México-Piedras Negras, así como el puente internacional que comunica con Eagle Pass, Texas. El Ejército tuvo que patrullar las calles para evitar nuevos estallidos de violencia. En Monclova, la situación era más compleja. El 1 de enero protestaron como alcaldes, en lugares y ante representantes diferentes, los candidatos del PRI y del PAN. El ambiente de violencia y de desorden que cundía en la entidad afloró en Escobedo, donde un grupo de panistas secuestró, desnudó y peló a rape al alcalde priista a unas horas de que había rendido su protesta. En calzoncillos, fue atado a un árbol en la plaza pública. Actos similares ocurrieron en Nadadores y Parras… Lo que quedó claro es que en el norte existe un panismo agresivo, dispuesto a recurrir e incluso provocar la violencia" (Cambio de rumbo, 2004).
En efecto, frente a todo ello, las acciones perredistas del año pasado se ven civilizadas. Lo bueno es que el poder provoca amnesia —y, por ende, una enorme hipocresía— y los panistas ya olvidaron su pasado opositor, incluso no tan remoto como este de 1984.
Sin embargo, para quien posee memoria histórica queda más que claro que la intransigencia, la ilegalidad e incluso la violencia tienen más que ver con las circunstancias institucionales y políticas que con una personalidad mesiánica (como se dice de Andrés Manuel López Obrador) o intransigente, radical y oportunista (como califican hoy los panistas a su otrora respetada correligionaria, Ana Rosa Payán).
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Como dirían los del FAP:
se los dijeEtiquetas: conflicto, Poder, ya sabía