El blog más punk de México y alrededores, me consta.
Recuerdo cuando veía esos textos sobre la teoría de la transición democrática y la democratización y las dudas que me provocaba que los autores (O’Donell y otros) establecieran una fase de retroceso, que decían era posible en todos los procesos de democratización, y que de alguna manera me parecía imposible, porque si ya existían las reglas y las libertades necesarias para la democracia, ¿como iba a retroceder el proceso? Pues la teoría no tardo mucho en demostrarme su sustento empírico.
El sistema puso en marcha sus unidades y saco el resultado: darle un certero puntapié a la democracia, mandándola lejos. La incapacidad del “vencedor” es patente, y nos esperan años de desasosiego, postración con los gringos, y miradas ufanas e hipócritas al exterior para señalar “violaciones a los derechos humanos.” No solo eso: privatizaciones, imperio de Televisa y TV Azteca, mentiras sobre el estado de la seguridad publica, desempleo, liberalización idiota del comercio, privatización de la educación publica, etc., y lo peor, todo logrado con los mejores recursos discursivos que niegan la realidad, y con métodos legales confusos esconden sus objetivos.
Una vez más, otra teoría toma su evidencia empírica. Aunque es relativamente obvio M. Olson dice que las organizaciones para la acción colectiva (como las mexicanas CCE. Coparmex, Canaco, las mafias sindicales como las de mineros, petroleros, maestros, y del IMSS) incrementan los costos de los miembros de la sociedad que no están organizados, para aumentar el pedazo de pastel que les corresponde. El sindicato del IMSS, por ejemplo, al repartirse lo que queda del instituto se jode a todos los derechohabientes, que los deja sin medicinas, instalaciones y personal; el de los trabajadores de PEMEX se reparte los beneficios de una industria estratégica y la esclerotiza, disminuyendo la capacidad para vender mas, producir mejor y sin querer aumentar las exigencias de privatización; y así un largo ejemplo. Ahora, detrás de la confirmación ilegal de Calderón como “presidente” de México se confirma esa idea de que organizados y poderosos descansan en los desorganizados. El costo ha sido la democracia, y los beneficios que se repartirán van desde legislación personalizada, secretarias de estado, y “gratitud” con la siempre pacifica y bondadosa comunidad internacional. Lo que tenemos que pagar son otros años de mentiras y abusos disfrazados de liberalismo político.
La presión para reconocer a Calderón había comenzado desde hace mucho aludiendo a lo políticamente correcto, a través del mojigato respeto a las reglas e instituciones mexicanas. Ahora que el TEPJF se ha destapado, es obligatorio para analistas y gente bien sacar lo políticamente correcto, todos los que esperaban su fallo para reconocer a un presidente (que con poder eran pocos porque los peces gordos lo reconocieron desde el dos de julio), reconocen a Calderón como presidente a pesar de las mañas explicitas que le dieron el puesto. Ninguno de estos reconocedores observa la mediocridad del TEPJF, ni analiza sus argumentos “políticos” para desechar la petición de la Coalición. EL tribunal reconoció las faltas de la elección, el IFE, Fox y partidos, pero no les parecen suficientes para anular la elección. El propio recuento de las casi 12 000 casillas disminuyó la diferencia entre FECAL y AMLO en 10 000 votos, o poco más, y los viejitos acartonados no consideraron esa diferencia como muestra de la necesidad de mayor certeza.
Me da pena la resolución del tribunal y los absolutamente ridículos llamados panistas-foxistas a la “conciliación nacional” después de la campaña que ya no necesita reseñas. Me da vergüenza que el IFE, con un argumento infantil no permita el acceso a las boletas electorales, y que panistas se unan a esa trampa, contradiciendo su discurso de todos estos días (que se puede esperar de ellos). Es absurdo que los métodos por los que se ha pretendido dar certeza a la elección se limitaron a necesidades políticas estrechas y dureza jurídica, y que el recuento se haya rechazado. Todo esto no es más que una prueba de que panistas y grupos de poder fáctico que se han robado la elección. Afortunadamente hay organización, o algo parecido para hacer frente a este abuso, aunque se estén pisando los terrenos de la ilegalidad en una república de aserrín prensado.
Principios de los próximos años:
MÉXICO NO TIENE UN SISTEMA POLÍTICO DEMOCRÁTICO.
CALDERÓN NO ES EL PRESIDENTE DE MÉXICO.
LAS INSTITUCIONES NO SON AUTóMATAS Y HAY GENTE INCAPAZ QUE LAS CONTROLA.
Para recordar
FEPADEPoliticamente correctoEscondiendo lo que queda