El blog más punk de México y alrededores, me consta.
La demagogia fecalista, insultante y de cartón como toda su campaña, se ha manifestado otra vez. Ahora, más cínico que antes le ha pedido a los consejeros del IFE que preserven el material electoral y como parte de la farsa, Ugalde le ha dado su respuesta políticamente bonita.
Obviamente no es una petición auténtica, el interés de Calderón y sus amigos ultraderechistas no es aclarar las condiciones de la elección del 2 de julio y todo el proceso plagado de violaciones a la ley, como lo han demostrado infinidad de veces.
Acorde con su discurso “conciliatorio” que llama violentos a todos los que no votamos por él, ha decidió dar un viso hipócrita por la transparencia de la elección que lo está imponiendo como presidente. Pero la petición es incongruente con su actitud respecto al recuento que desde hace dos meses solicita el PRD. En todo momento arguyó que no le correspondía a él decidir entre recontar o no, algo que sólo le sirvió para despistar a la opinión publica y no dar su apoyo político a la causa (nadie creyó que el decidiría sobre el asunto). En aquel momento el recuento era posible, y probable que cambiara el resultado anunciado por el IFE. Aunque el recuento no se ha desechado del todo, si se realiza, como todos sabemos, no habrá vinculación legal que permita modificar la decisión del tribunal. Aparte las implicaciones políticas y los nuevos discursos para justificar la impostura.
La idea de Fecal, de pedir la conservación de las boletas, es mala, por demás sospechosa. Da la impresión de que han comenzado esas negociaciones turbias entre la política y el dinero. Creo que espera que pase un tiempo en lo que se logra el recuento ciudadano, en el cual se enraizará en la presidencia de tal forma que nada lo hará capitular; o también, consciente de la vulnerabilidad del poder judicial espera convencerlo de no otorgar un fallo a favor de los solicitantes a la entrada a las boletas electorales. Todo esto suponiendo que la gente le creerá su falso sentimiento por la transparencia.
Fecal nunca duda en comenzar discursos demagógicos. Las otras dos fases de su demagogia han sido el cambio que espera le salvaguarde su vida política, o sea, el cambio de propuestas dirigidas a combatir la pobreza; y la fase más ridícula, la de la inclusión de miembros de otros partidos en su gabinete, que si se llegará a realizar lo más probable es que sea inestable, si no son puros priístas realistas que se adaptan a todo. Sabemos que será más excluyente y antidemocrática.