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El blog más punk de México y alrededores, me consta.

jueves, 17 de junio de 2004

 

Señor psiquiatra (o como se escriba):

Antes que empiece a despotricar en su contra con argumentos verdaderos quiero decirle, de la manera más atenta y bondadosa que mi espíritu puede hacerlo que chingue a su madre. ¿Por qué escribo esto? Para decirle lo muy equivocado que está, que 5 años en la universidad sólo le sirvieron para sacar un título que puede servir mejor de papel sanitario.

No puedo recordar aún cuándo tuve la idea absurda de ir con usted, era tal vez un sentimiento de culpa por no lograr lo que se me pedía o hacer que todos se molestaran, pero créame, la culpa se trasladó después por gastar 400 pesos cada mes en que usted me escuchara y recetara esas porquerías contra el hígado, en vez de comprarme un arma o algo eficiente para acabar con la gente dictadora del comportamiento. Usted sí es malo, nunca me dijo que podía hacerlo. Sabe muy bien que soy alguien sano, los electroencefalogramas lo demuestran, usted puede decirme lo contrario, pero le aseguro que no sabe interpretarlos, sus libros no le enseñan a ser perspicaz, sólo le muestran esquemas que los individuos más enfermos han seguido. Ellos son a los que deben mantener en cuarentena para que no me contagien de sus alteraciones nerviosas, provocadas siempre por seguir con lo mismo, y querer repetirse los unos a los otros. ¿Por qué no sale usted de su consultorio? Le da miedo, de seguro le da miedo darse cuenta de que está equivocado y tal vez ser el esbirro de esa equivocación, realmente lo es, yo se lo digo, yo que he podido observar más allá de su sofá de caricatura.

Sé que tratará de culparme por su ignorancia, siempre los locos quieren culpar a alguien de su perdición, pero no lo haga, yo he platicado con verdaderos dementes, algunos hasta quieren enseñarme cómo se debe ser en la vida, le dará risa, pero es en serio; culpando de todo a todos. Usted tiene una autorización apócrifa de la secretaria de salud, trata a los niños con síndromes congénitos como si fueran especiales y los mira con ternura, ¿no está usted más enfermo considerando que será útil repartiendo tanta conmiseración? Por favor, no me acuse con su arrogancia, que sabe bien que es un pelele para su esposa e hijos, usted y todos sus camaradas son unos malditos, son un oprobio para la vida, son los restos de la estirpe de la inquisición ¡por favor, ya no sea tan pendejo y vaya con un psiquiatra!


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