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El blog más punk de México y alrededores, me consta.

lunes, 7 de junio de 2004

 

La señorita Manada dijo: ¡aaaaay weeeeeeey, la casa del Terror!

Antes de conocer a más gente me parecía imposible que existiera la uniformidad en ella, que la masa fuera del mismo color que se le impone. Creía en esas cosas de individualidad de cada humano y su independencia de los líderes e ídolos (que ahora es cualquier pendejo que sea capaz de impresionar con su cuerpo lacerado por imposiciones rutinarias de ejercicio, nutrición exagerada y mente de caballo o perro o cualquier animal servil con tal de comer). Me parece que todos se cobijan bajo el seno materno titiritando de miedo. Hay tantas expresiones de él y tantas maneras de no hablar de él; como esas preguntas que la plebe hace para parecer inteligente pero que no tienen un trasfondo de razonamiento porque se hacen por puro trámite para adquirir una respuesta prefabricada que sólo necesita ajustarse a los caprichos de la situación que la provoca, preguntas como “¿por qué criticar a la gente?” y están saborizadas con un “si podemos ser bondadosos” (se refieren a sumisos) o algo así. La respuesta a esa pregunta es la viva expresión del miedo a no ser criticados o vistos como la TV a señalado. Le tienen un temor agobiante a la realidad, a su realidad y no quieren ser tocados porque la debilidad los hará desmoronarse, ni siquiera son capaces de preguntar algo tan mecánico como ¿qué es criticar? Ya tienen el cerebro hecho a la voluntad de la socialización por medio de esas reglas de comportamiento “decente” y respeto a la mugre de los demás. Criticar no es ponerse elocuente para proferir chismes sobre cómo debería hacerle fulana para que su novio le haga caso, o cómo debería hacerle tal casanova para que una mujer se acueste con él, o meterse en asuntos de nula incumbencia ¡No sean pendejos, eso es murmurar y ponerse una máscara de asombro escuchando las morbosidades de cada quien!

No se hagan, que les da miedo ser llamados bonachones (aunque no sepan ni que es eso) o peleles, acéptenlo señores anquilosados por la amistad y el amor, no preveen y se atormentan con consecuencias que podían ser evitadas, les da miedo todo, no actúen como si fueran arrogantes si en realidad se cagan del miedo cuando alguien los acomete… Le tienen miedo a la perfección y se les olvida que el humano la inventó, además de esas frases que hablan de la humildad ante lo grande (que hicieron otras gentes) que son el miedo a la incapacidad de lograr algo como lo que idolatran.

Todos se admiran de los atrevimientos de la gente que los saca de sus cotos, pero movidos por el miedo bajo el cual su vida puede continuar segura y sin remordimientos que los hagan infelices. Así, la primera reacción se convierte en simpatía por el sujeto que consideran sincero, hasta donde su inteligencia les permite identificarlo con lo ya por demás conocido

¿De qué sirve el miedo? Dicen que es para sobrevivir, pero ya no estamos en el bosque o la sabana, donde algunos depredadores podían devorarse sin resistencia a un humano. Ahora sirve para crear zombis sirvientes de los brujos que les inventan mitos acerca de su tragedia si hacen esto o lo otro. También se ha inventado la negación del miedo con la vergüenza al miedo ¿Qué es la vergüenza si no es miedo?

Y ahí están todos amedrentados por las imposturas de los instintos, todos los niñitos hijos de la fraternidad absurda y actuada (por el miedo a ser castigados) arrinconados por los parámetros que el Dios humano ha hecho para nacer, comer, cagar, reproducirse y morir. UUUUUUY QUE MIEDO, HE BLASFEMADO.

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