El blog más punk de México y alrededores, me consta.
Camina apacible una vieja mujer, dicen que se llama Morsa Loca, por las calles del centro, con harapos arreglados para causar atención puntual y sus manos ocupadas cargando un par de vasijas, en la de la mano izquierda recoge el sudor que le brota de la frente por culpa del calor, y en la mano derecha trae comida putrefacta. Camina tristemente por las calles del centro y se encuentra con unos policías que con ella se entretienen y la empujan para que los insulte y ellos reírse a carcajadas después de que fingen un enojo, mientras todas las personas se mueven altivas en las calles buscando la causa que les dé un momento de felicidad o descanso. Y la pobre Morsa Loca sigue caminando tristemente después del incidente hacia donde nadie se pregunta. Y una lágrima limpia su mejilla y muestra blancura por donde recorrió entre las grietas de su cara. Otras veces hubiera gritado para despejar su mente de los suplicios que la agobian. Y ahí va la Morsa Loca, cargando las vasijas que sólo muestran a los extraños lo absurdo de su vida. Llega a una casa improvisada entre otras iguales después de caminar hasta no sentir los pies. El olor de su casa le da calma y abre la puerta de cartón y trapos para entrar e intentar descansar, la vasija de comida la deja por fuera para que su perro enclenque coma. Entra, y de la vasija con sudor toma un sorbo y sonríe y sus ojos se iluminan porque recuerda el sabor de la sal y da un suspiro arrojando un hálito de vida.
Y su perro sigue comiendo y las demás gentes pobres, que eran sus vecinos, siguen viviendo menos felices porque una empresa constructora deshizo el bosque cercano donde los niños y los amantes se divertían