OK

Espero que se cansen de leer esto, no es peor que cualquier cosa que se encuentren metida aquí, o mejor que algo que se encuentren tirado en algún lugar.

Las orientadoras (como les dicen) son comparables fácilmente con los conserjes: son los esbirros de una reglamentación que no alcanzan a comprender y siguen ciegas los designios del señor operador de experimentos, no soportan la desobediencia a ellos y la consideran un serio problema mental que hay que atender con una plática enmarcada en miradas de lástima para no decirle al iluso que tienen enfrente que no les importa lo que diga, se hará lo que a ellas les dicen deben hacerse. Justifican su actitud con una humanidad que perdurará en los recuerdos de los alumnos que rescataron (si así se llaman) y a las pendejas que ayudaron a superar el trauma de estar embarazadas en la preparatoria (haciéndoles un baby shower); todo para darle unas palmaditas en la espalda diciéndole “estoy de acuerdo contigo, pero a veces tenemos que hacer cosas que no nos gustan. Te servirá para ejercitar tu obediencia”. Voy a la escuela a obedecer señorita frustrada, necesito unos grilletes para quedarme allí, esperando a que me llamen 00102653 y me obliguen a observar a unos pendejos que intentan enseñarme los valores dictándome su definición (es puro lenguaje), que me dicen ignorante (no culpable eh?), soportar sus desplantes de arrogancia obligándonos a ponernos de pie cuando entren a clases para alimentar su podrida autoestima, ver a profesores que intentan aliviar su sufrimiento explayando sus ridículos temas durante una hora de mi vida ocho veces al día ¿saben que es eso? ¡Ocho horas perdidas!